En el día y en la noche
en el tiempo y fuera del tiempo
las Guardianas custodian el Grial
en permanente lucha con el Lado Falso del Universo
Ellas son el Círculo Eterno de la Luz
en este Mundo y en todos los Mundos *

La historia cuenta ...

 
 
La histeria, el mal de la mujer

 En la antigua Grecia el ejercicio de la medicina... estaba fuera del alcance de la mujer, quien, según atestiguan textos de filósofos tan importantes como Platón o Aristóteles, era considerada como una menor de edad e incluso como una mala copia de los hombres. Se creía que la mujer no pensaba con la cabeza, sino con el útero, con las ‘ultimas partes’ (‘hystéra'), de ahí que fuera tildada de histérica. Esta misoginia también se reflejaría en la fisiología femenina, como demuestra el hecho que no existiera un término científico para designar a los ovarios. En los tratados se aludía a ellos con la misma palabra utilizada para los testículos (órxis’), por lo que sólo recurriendo al contexto en el que aparecía el término se sabía si se estaba haciendo referencia a un hombre o a una mujer.
Al parecer, hubo una mujer que sin embargo se rebeló contra esta tiranía masculina de la medicina: Agnódice, quien vivió en la Atenas del siglo IV a.n.e. Ansiosa por ayudar a las parturientas, se disfrazó de hombre para poder seguir los cursos del célebre médico Herófilo, convirtiéndose de esta manera en ginecóloga. La historia cuenta que sus colegas de profesión, envidiosos de sus éxitos, la denunciaron ante el Areópago, por lo que Agnódice no tuvo más remedio que revelar su sexo y fue acusada de violar la ley. Sin embargo, las distinguidas atenienses a las que había asistido se pusieron de su lado, de modo que finalmente fue absuelta y la ley derogada. Fue así, según cuentan algunas crónicas, como el ejercicio de la medicina se abrió al mundo femenino, por lo menos en Atenas.

Grabado de Agnódice de 1833
Revista Memoria, Historia de cerca nº XLIII

No hay comentarios: