«… no hay cosa mas bella, que el sexo de una mujer, su clitoris, sus labios, su vagina (…) me deslumbro y me inclino ante mi y ante todas la mujeres pasadas, presentes y futuras!!!! (…)» . Elena
Querida Elena tu frase me sirvió de catapulta para despedirme de un ciclo y abrazar otro… Queridas Osas, Lobas, Brujas, Leonas, Recolectoras, Cultivadoras, Comadronas…Queridas creadoras y creadores:
En nuestro sexo comenzó la vida… nuestro sexo es esa pequeña semilla de donde todo surge un día. Nuestro sexo, guardián de nuestro cuerpo de mujer que todo contiene…
Si amigas, somos las guardianas, las madres y comadronas de la semilla de la vida. Somos la semilla…somos la mujer… somos mujeres-semilla o semillas-mujer… mujeres que crean vida.
En nuestro vientre anida un contenedor de semillas y entre las piernas tenemos el sendero que las conduce hasta la luz. En medio del pecho tenemos dos fuentes que nutren y alimentan y suspendidos del cuerpo tenemos dos ramas que nos sostienen y nos acunan.
Muchas de nosotras están cansadas y otras están embrujadas pero poquito a poco la energía y la lucidez regresan y volveremos a disfrutar y a sentir nuestra fuerza creadora.
Creamos alegría… creamos vida… creamos sabiduría… Mujer Joven… Mujer Madura… Mujer Sabia… Mujeres.
Creadoras del mundo, eso es lo que somos… colocamos semillas en todo lo que tocamos porque somos capaces de soñar… de amar… el hombre (lo masculino) le dio forma a cada cosa y la mujer (lo femenino) le dio la vida. Esta unión hace que todo gire en una espiral perfecta que solo una batuta femenina podría orquestar.
E en esta perfecta armonía nuestro cuerpo se reconoce lleno de sensualidad y gozo, abriendo su sexo al mundo… nutriéndolo… acunándolo… sintiéndolo y esculpiendo una sexualidad mágica y un matrimonio sagrado con el placer.
Somos mujeres de agua… de viento…de fuego… de tierra y de nada. Somos la muerte que engendra la vida. Por eso debemos confiar en nuestro cuerpo, libro que encierra los saberes de este ciclo de Vida-Muerte-Vida. Este cuerpo sabio de ríos rojos que calman la sede del alma.
Cuerpo lleno de sonidos que busca su melodía perdida y la rescatara un día cuando encuentre su flautista y en ese día la unión sagrada entre tocador y interprete romperá las entrañas de la tierra y florecerá.
Somos recolectoras de estrellas… cultivadoras de semillas… guardianas de los ciclos de la luna. Mujeres cambiantes que sangran, mudan, crean y transforman. Que saben cuando decir adiós o cuando abrir los brazos. Que conocen los senderos del bosque y los secretos de los lobos.
Tenemos un cuerpo que se transforma sabiamente, recibe su menarca para percibir su propia existencia…después acoge su dulcificada mujer embarazada y por fin se despide de su manto rojo para recibir a la sabia bruja.
Y a lo largo de este ciclo de transformación, de muerte y de vida, construimos un círculo perfecto que late dentro de un corazón primitivo, salvaje, íntimo capaz de gestar vida cada vez que una mujer decide renacer.
Y así debían de terminar las cosas pero un circulo nunca tiene fin porque una mujer renacida nunca dejara de parirse una y otra vez… nunca dejara de crear…de encontrarse y regocijarse con su cuerpo de mujer cambiante que sangra, muda, crea y transforma.
Colorín, colorado este año se ha acabado y otro comenzado!!!
Os abrazO en un intenso y extenso abrazo raíz.
Aída
No se olviden de cultivar y recolectar todas las estrellas que deseen.
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