Palabras de Afrodita:
"Yo soy Señora de la sangre sagrada. La meretriz de los jugos vaginales. Soy aquella que encarna el pecado y habita en las cuevas infernales. Yo fui quien te dió deseo y diseñé en tu cuerpo todos los riesgos del sexo. Fui yo quien te sostuvo en los brazos y le dije a todas que eras mujer. Soy yo la que aún te guia en los extravíos que inventaste. Soy yo la que sostiene las violaciones de un cuerpo que mutilaste. Tú, que eres una parte de mí misma, olvidaste el lugar que te creó. Tomaste una dirección contraria y opuesta, y renegaste de quién te creó. Pero tú eres luna, mujer y loba, y así serás hasta el momento final. No serás herida, porque eres cura. No será dolor, porque eres placer. No serás culpa, porque eres vida. No serás certeza, porque eres abismo!"
Fragmento del texto retirado en el libro:
La panela de Afrodita - Márcia Frazão
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- El cuerpo de la mujer tiene una especificidad propia, y eso significa que la mujer tiene una función y una forma de ser diferente del hombre. Su sexo volcado hacia dentro, y sus órganos interiores, son diferentes de los hombres…y más allá de tener el Útero, y concebir y alimentar en su vientre al niño que se forma a partir del encuentro entre el espermatozóide y el óvulo, que es un proceso en ese sentido único e inherente a la hembra, en el resto de las funciones son complementarios, en nada superiores o inferiores el uno o el otro. Simplemente cada cuerpo-ser, cada forma, sea en la procreación, sea en el placer, cumple una función y tiene una manera propia, no sólo biológica sino emocional y cerebral, y tienen el mismo fin que es realizar esa complementaridad interiormente de ser macho-hembra. Y en esa unión fusional tienen como propósito más elevado realizar el SER total, para dejar de ser femenino o masculino y ser sólo el SER EN SÍ. Quiero decir que el ser individual va más allá de su categoría biológica, sexual o cerebral, para encontrarse en el centro de sí incluso, independientemente de ser hombre o mujer pero siempre a través de esa complementaridad, dentro y fuera. Admito que hay variantes sexuales, cuestiones endócrinas, pero el proceso más natural y simple es la complementaridad sexual. Por lo menos en la perspectiva alquímica.
Hemos descuidado completamente, en el plan práctico, la cuestión iniciática de la activación de los dos cerebros. Nada o poco sabemos acerca del potencial de la activación de sus hemisferios y vivimos sólo con una mitad. Usamos y desarrollamos el lado racional y lógico, el masculino, pero el intuitivo, emocional, femenino, no. Y al relegar las funciones del lado femenino, ridicularizando el emocional, rechazamos las funciones del hemisferio que le corresponde y así negamos también esa actividad doble de nuestro cerebro.
Hasta hoy se considera el nirvana, el samadí o el éxtasis, como manifestaciones espirituales separados del individuo y de sus procesos, en la integración de los dos en Uno a través, por ejemplo, del orgasmo. Sólo el Tantra nos da una idea de la necesidad del encuentro supremo de la mujer y del hombre, en principios diferenciados, y cuya complementaridad es esencial.
La Tradición patriarcal raramente menciona a la mujer en este proceso, y cuando no la retira completamente de sus “altas iniciaciones”… como en los procesos ascéticos…en unos casos la elevan al cielo sin tocar la tierra, y en otros la proscriben simplemente del mapa.
En cuanto a los procesos chamánicos desconozco sus hipótesis y prácticas, excepto la iniciación masculina, el camino del guerrero…Y lo que leo de Carlos Castaneda cuando se refiere a las mujeres, es obviamente machista y hasta un poco misógino. Sé poco de mujeres chamanas, cuyo testimonio es raro, por la misma razón que apunta Clarissa Pinkola cuando dice: “La fauna silvestre y la mujer salvaje son especies en riesgo de extinción”. Por lo tanto, la función mujer y la conciencia del ser mujer, además de darnos una idea adulterada de su verdadero ser, no está de forma alguna nivelada a la del hombre por la persecución secular de sus cualidades instintivas, que la mantenían en contacto con su naturaleza íntima y por lo tanto con la Tierra. Nadie me puede venir a decir que la mujer moderna está apta para expresarse en el exponente máximo de sus cualidades intrínsecas. Nadie.
Rosa Leonor Pedro
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