GAIA ES LA DIOSA TIERRA, ES LA MADRE DE TODOS LOS SERES VIVOS...
LA MUJER PRECISA RENACER DE ELLA Y AMARLA COMO UNA MADRE... NO PUEDE PERMITIR QUE ELLA CONTINÚE SIENDO DESTRUIDA Y SE NIEGUE SU SACRALIDAD.
“Por la represión, la alegría de lo femenino fue rebajada como mera frivolidad; su expresa sensualidad fue considerada como cosa de prostitutas, o sino, ridicularizada por su sentimentalismo o reducida exclusivamente al instinto maternal; la vitalidad de la mujer fue sometida al peso de las obligaciones y de la obediencia. Fue esa devaluación que generó hijas desarraigadas y subterraneas del patriarcalismo, separando la fuerza femenina de la pasión, haciéndola imagen de sus sueños e ideales de un cielo intangible, mantenidos pomposamente por un espíritu que suena a falso, comparado con los patrones instintivos simbolizados por la reina del cielo y de la tierra”.
“La mujer que yo necesitaba llamar de madre,
fue silenciada antes de yo haber nacido”
Infelizmente, muchísimas mujeres modernas (en la verdad casi todas) no recibieron desde el inicio los cuidados de una madre. Por el contrario fueron creadas en hogares difíciles, de autoridad absoluta y colectiva (“cortadas del contacto con la tierra por los tobillos”, como observó una mujer), llenos de los es preciso” y de los “se debe” del super-ego. Entonces acabaron por identificarse con el padre y la cultura patriarcal, alineándose de su propia base femenina y de la madre personal, que frecuentemente es por ellas considerada débil e irrelevante. Esas mujeres tienen una necesidad urgente de estar frente a frente con la diosa en su realidad fundamental.
Una conexión interior de esa naturaleza es una iniciación esencial para la mayor parte de las mujeres modernas de Occidente; sin ella no podemos ser completas. Ese proceso requiere, un sacrificio de nuestra identidad como hijas espirituales del patriarcado, y un descenso hacia dentro del espíritu de la diosa, porque una extensión enorme de la fuerza y de la pasión del femenino está adormecido en el mundo subterráneo, en el exilio desde hace más de 5.000 años.
EN CAMINO PARA LA INICIACIÓN FEMENINA
De Sylvia B. Perera
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